Cuando Apolo se durmió,
Eurus sopló el calor.
Un viento frío la noche atravesó,
y a mi alma le preguntó:
"¿Qué sientes, hijo del barro?,
¿Te gusta mi canto?,
Lo traje de antaño".
Olor a tierra mojada
flota en el aire con calma.
Aunque el cielo desnudo
sea mudo y no prometa nada.
Las ráfagas nocturnas
refrescan viejos amores
que dormían en sus tumbas.
Trae memorias un Chronos agitado.
Se perdieron en el tiempo,
y las ha retornado.
Pero en el viaje,
los recuerdos se han empolvado.
Y por un tropiezo de Chronos,
también se han mezclado.
Y ahora ya no saben
qué deben recordar;
por eso traen nostalgia
de memorias sin hogar.
La noche no está vacía,
está llena de preguntas.
Ya sin el ruido del día
puede buscar respuestas.
Los pulmones se llenan
de aire fresco y de nostalgia.
Aún si no hay respuesta,
acompaña y se nos muestra.
La noche está llena
de escombros ligeros
que no pesan.
Flotan al viento
como fugaces promesas.
Por eso el aire es limpio,
y con él mi alma despierta.
En la misma ciudad,
bajo las mismas estrellas,
el viento visita
a aquellos que observan.
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Epílogo
Si guardas más silencio
y escuchas tu clima interior,
verás que algo viene de dentro:
es el petricor.