Hay en mi cielo
un sol en agonía.
Caen flechas de su centro
y me queman por dentro.
Con arcilla de ilusiones
modelé una figura.
Tomé mi corazón
y lo guardé en su hondura.
La arcilla pulida
emite un reflejo:
me devuelve mi ser,
como sabio espejo.
Cambios en mi vida,
por el brillo de esa luz.
A veces me ilumina,
y otras, es ataúd.
Ayúdame a nombrar
lo que en mi pecho arde.
Te propongo algo:
que incendio verde sea su nombre.
No hay sentido en buscar
un corazón que esquiva la mirada.
Tal vez sea así,
porque lo envuelve un fantasma.
Anhelos de habitar aquél pecho,
he guardado con paciencia.
Pero algo bloquea el camino:
está habitado por una ausencia.
No sé si la sombra
es tu refugio o tu condena.
Quizá es ambas cosas.
Quizá te consume la espera.
El fantasma tiene
una gran ventaja:
su perfección irreal.
Una figura idealizada
que aún anhelas,
aunque te haga mal.
Ayúdame a nombrar
lo que tú inspiraste,
rogando te lo pido.
Te propongo un nombre:
que se llame delirio.
Mi ternura y mi cariño
han esperado sin condición.
Pero veo que se marchitan
sin encontrar solución.
Tengo una urna cerrada,
quisiera llevarla al río.
Dejar volar las cenizas,
acabar con el delirio.
Las sincronías que me emocionan,
con el tiempo se erosionan.
Llamales azar, o si quieres, ilusión.
Pero sin tacto, se cansa el corazón.
Aunque no todo es gris,
no todo está perdido.
La luz que reflejaste
era mi brillo dormido.
Ayúdame a nombrar
lo que en mí engendraste,
te lo pido por favor.
Quizá suene atrevido:
vibra y duele como amor.
Aún de lejos me enseñaste
tan valiosas lecciones.
O quizá todo el tiempo,
fueron solo mis visiones.
Espero que algún día
logres un exorcismo,
y arranques tú también,
tu pálido delirio.
Si despojas de tu pecho
aquel necio espectro,
no será con amor:
será con duelo.
Así podrás recuperar
tu propio fuego.
Quizá yo ya no esté.
Quizá habite otro pecho,
otra estación,
otro incendio,
otro río.
Quizá ya no requiera tu fuego
para alumbrar mi camino.
Ayúdame a nombrar
lo que en mí dejaste,
te susurro en el olvido.
O mejor, ya lo decido,
su nombre final:
llamésmole mito.